23 y 24 de febrero (Ya proyectada)


De dioses y hombres
Des hommes et des dieux
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 2010
Compañias de producción: Why Not Productions, Armada Films, France 3 Cinéma
Productores: Martine Cassinelli y Frantz Richard
Director: Xavier Beauvois
Guión: Etienne Comar
Fotografía: Caroline Champetier
Montaje: Marie-Julie Maille
Duración: 120'
Distribuidora: Golem Distribución
Intérpretes: Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Philippe Laudenbach, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Xavier Maly
Género: Drama
Página web: www.golem.es/dediosesyhombres
Pases: 18:00-20:30-23:00

Sinopsis:
El filme está basado en la historia real. En un monasterio en las montañas del Magreb, en los años noventa, ocho monjes cistercienses viven en perfecta armonía con la población musulmana. Sin embargo, un grupo de fundamentalistas islámicos asesina a un equipo de trabajadores extranjeros y el pánico se apodera de la región. El ejército ofrece protección a los monjes, pero éstos la rechazan. A pesar de la creciente amenaza, empiezan a darse cuenta de que no tienen elección y que deben quedarse, pase lo que pase.
PREÁMBULO
 El secuestro y asesinato de los siete monjes franceses del Tibhirine en 1996 marcó el apogeo de la violencia y de las atrocidades que azotaban Argelia como resultado del enfrentamiento entre el gobierno y grupos extremistas decididos a derrocarlo.

La desaparición de los monjes, atrapados entre ambos bandos, afectó profundamente a unos gobiernos, a la comunidad religiosa y a la opinión pública internacional.

La identidad de los asesinos y las circunstancias exactas de su muerte siguen siendo un misterio.

El caso está en los tribunales franceses desde 2003. Algunos documentos recientemente desclasificados quizá ayuden a despejar el misterio en los meses venideros.

ACERCA DE LA PELÍCULA

DE DIOSES Y HOMBRES, de Xavier Beauvois, se basa a grandes rasgos en la tragedia de Tibhirine. Explora los últimos meses de la vida en una pequeña comunidad de monjes cristianos asentados en “tierra musulmana”. La película intenta capturar el espíritu de los acontecimientos y de la comunidad, pero no se esfuerza en recrear con exactitud los detalles de una realidad histórica.
La historia empieza varias semanas antes de que los guerrilleros den un ultimátum ordenando a todos los extranjeros que salgan del país.
Un grupo armado entra a la fuerza en el monasterio en Nochebuena.
A partir de ese momento, el dilema de los monjes es claro: ¿Deben quedarse o irse? Pero la decisión se tomará colectivamente. Para ellos,la elección, sea cual sea, tendrá consecuencias irreversibles. Cuando
rechazan la protección del ejército, el gobierno argelino les pide que regresen a Francia.
Cada monje deberá decidir de acuerdo con lo que está en juego a nivel humano, político y religioso, además de profundizar en su alma y conciencia. La tensión dramática acompaña la vida diaria, tanto práctica como mística, de la comunidad: sus fuertes ataduras con los habitantes del pueblo vecino, así como el espíritu de paz y caridad que intentan oponer a la violencia que corroe el país.
DE DIOSES Y HOMBRES describe la realidad de la entrega de los monjes, el mensaje de paz que desean compartir al quedarse con sus hermanos musulmanes, y la posibilidad de un terreno fraternal y espiritual compartido entre la cristiandad y el islam.
Los monjes llamaban al ejército “los hermanos de la llanura” y a los guerrilleros, “los hermanos de la montaña”. No tenían nada de ingenuos, eran conscientes de que pisaban una delgada línea entre dos bandos y que su posición era muy ambigua.
La película de Xavier Beauvois adopta el punto de vista de los monjes y el ritmo de la vida en un monasterio cisterciense.



Premios:
Gran premio del jurado  Cannes 2010
Crítica
“De dioses y hombres” es una película respetuosa y conciliadora, llena de matices y de hondura antropológica, penetrante hasta los entresijos más profundos que puedan explicar la decisión de unos hombres sin vocación de mártires.
Pocas veces podemos hablar de una obra maestra del cine. En este caso, el francés Xavier Beauvois nos regala una con la película “De dioses y hombres”, que representará a su país en los Oscar®. En ella recoge los meses previos al secuestro y asesinato de siete monjes cistercienses a manos de los integristas islámicos, triste suceso acontecido en Tibhirine (Argelia) en 1996. Estos hombres llevaban años ayudando a todos con su presencia, favores y atenciones sin tener en cuenta ideas, condición o religión. Los musulmanes de la zona les quieren y les consideran como amigos, y ellos tratan de fomentar lo que les une e intentan participar en sus fiestas, problemas y cultura. Cuando sientan las presiones de los terroristas y del propio ejército argelino para regresar a Francia, su fe parecerá resquebrajarse y las dudas asaltarán a más de uno. Porque no han ido a ese país para un suicidio colectivo, pero aquella es su vida.

La mirada de Beauvois es tremendamente respetuosa y conciliadora, llena de matices y de hondura antropológica, penetrante hasta los entresijos más profundos que puedan explicar la decisión de unos hombres sin vocación de mártires. El director participa de la humanidad y tolerancia de estas personas ejemplares y modelos de convivencia, y nos muestra una vida de oración que les da la fe y confianza en Dios en tan crítica situación. Beauvois cala en la esencia espiritual de los personajes y huye de los arquetipos: le interesa remarcar que la religión sabiamente entendida y vivida no conduce a la violencia, sino a lo contrario, y evita los juicios globales peyorativos sobre los musulmanes, tan frecuentes a causa de las acciones de algunos desalmados extremistas.
Perfecta construcción de personajes, algunos de los cuales atraviesan su “noche oscura del alma”, con sus debilidades e inquietudes, mientras otros hacen gala de un aplastante sentido común o de unas convicciones firmes y sobrenaturales. Son “hombres” a los que Beauvois admira tanto como los vecinos que acuden a ellos por una consulta médica o sentimental —una mujer dice poéticamente que son las ramas en las que pueden apoyarse, como hacen los pájaros—, pero también son “dioses” que miran a lo alto y rezan para tratar de entender las cosas que suceden en un mundo que se está volviendo loco. Emotiva y paradigmática es la escena en el refectorio, cuando brindan con vino mientras escuchan El lago de los cisnes, de Chaikovski: entonces, los placeres del gusto se confunden con notas llenas de belleza y espiritualidad… y la cámara recoge primeros planos de cada fraile, con miradas de profundo gozo que no esconden un sabor a despedida, porque todos son conscientes de que puede ser la última ocasión de estar juntos. Son instantes muy intensos y conmovedores, en una verdadera explosión de emociones hasta entonces contenidas por el director.

Pero el mérito de Beauvois no reside únicamente en plasmar unos hechos históricos con honradez y veracidad, sino en un equilibrado guión que no tiene prisa y se entretiene en recoger los cantos litúrgicos de los monjes, y pequeños detalles como esa receta médica escrita para un analfabeto o esa secuencia en que el prior va a la habitación del enfermo dormido para apagar la luz y quitarle delicadamente las gafas. Todo permite entender lo que sucede en el interior de unos hombres que viven de su fe, pero que ven cómo las armas entran en el monasterio y les amenazan. Son los claroscuros del alma humana, magníficamente recogidos por la fotografía de Caroline Champetier, que cierra la cinta con un elocuente y magistral plano de niebla entre la que se pierden las figuras de los monjes.

Si extraordinario es el guión, no menos lo son las interpretaciones de unos actores que asumen con profundidad y convicción esos comportamientos como si fueran auténticos monjes. Todos merecen nuestro reconocimiento, aunque el trabajo de Michael Lonsdale como médico es excepcional, lo mismo que el de Lambert Wilson en su papel de prior o el de Jacques Herlin como el anciano y entrañable Amédée. No se trata de una película de suspense, ni una de acción violenta o de sentimientos adolescentes que vaya a arrasar en la cartelera. Pero sí un magistral trabajo intimista y de aire documental, con unos hombres libres que tuvieron que pasar la última prueba y perder el miedo a la muerte, que fueron víctimas de la violencia y fanatismo de algunos, y que generaron un clima de paz que antes habían alimentado en su alma.

Trailer



1 comentario:

  1. Conmovedor canto a la libertad. Un testimonio elocuente de vitalidad, respeto, fraternidad y compromiso. Un verdadero regalo para los sentidos adormecidos y las conciencias aletargadas. Aviso a navegantes: "De Dioses y Hombres" puede cambiar la percepción de los hombres de Iglesia. La sangre de estos mártires no se arroja contra nadie. Sólo cala en el corazón.

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